El Metro se adentra en la fase subterránea

«Hemos hecho el primer metro del Metro». Valentín Gómez, coordinador de las obras de la variante ferroviaria del Topo por San Sebastián, da el titular nada más pisar el recinto acotado en Pío Baroja. Allí es donde comenzaron los trabajos y, por tanto, donde más avanzados van y donde antes comenzará la fase subterránea de excavación de las galerías de acceso y del túnel de 4,2 kilómetros por donde circulará el tren entre Lugaritz y Easo, pero a través del Centro, El Antiguo y Benta Berri.

El «portal de Belén», como los técnicos y operarios han bautizado a ese primer arco que da acceso al interior de la tierra, ya es visible desde el exterior, y por él, en pocas semanas, se adentrará la primera de las cuatro rozadoras con las que está previsto realizar la excavación. «La obra marcha según lo previsto», asegura Gómez. En ese primer metro ganado al terreno, los operarios ultiman los elementos de seguridad para sostener y fijar los seis metros de altura que tiene esta primera boca de ataque, que al final de la obra quedará como galería de evacuación de emergencia.

«Con el paraguas de micropilotes y la viga de atado concluidas» -es decir, el muro que contiene el empuje del terreno hacia el frente-, explica Gómez, «los operarios están terminando de realizar la sujeción de la cavidad». Los micropilotes, las dos cerchas y la gunita -hormigón que endurece muy rápido- fijan esta puerta de acceso de seis metros de altura, por la que en los próximos días se seguirá excavando todavía «con pica pica convencional», y solo en turno de día. Gómez explica que la rozadora no entrará en acción hasta la tercera semana de mayo, cuando estén ya excavados los primeros quince o veinte metros. Y a partir de entonces, el ritmo de trabajo se ampliará en turnos de día y de noche. 24 horas. «De día, seguro que no se escucha nada, pero de noche, en una zona residencial como ésta (Pío Baroja y la falda de Miraconcha), con vecinos acostumbrados a no escuchar absolutamente nada, quizás oigan algún ruido cuando la máquina pase justo por debajo de sus casas», reconoce el coordinador de la obra.

«Pero serán pocos días», añade para intentar tranquilizar a los residentes de las zonas más próximas al trazado. Y es que el avance de excavación previsto es de unos seis metros cada día. Una media calculada a partir de los diez metros que pueden adelantar en zonas de «suelo bueno» o los 50 centímetros en caso de que sea «malo». Bajo el epígrafe de ‘bueno’, Gómez incluye la margocaliza que las catas previas les anuncian que hay en el «flysch donostiarra» que baja desde Pío Baroja hasta el «entronque con el túnel de línea», a mitad de paseo de La Concha. Y bajo el ‘malo’, etiqueta la roca arenisca, muy abrasiva, que prevén encontrarse cuando se vayan acercando a Lugaritz.

«El ritmo de avance depende de ese suelo», añade, y a cada paso, antes de que la rozadora siga avanzando, se vuelven «a realizar con el ‘jumbo’ -otra máquina amarilla que descansa junto al ‘portal de Belén’- sondeos horizontales que dan idea del terreno que hay quince metros más adelante». Así, no solo adaptan la excavación, «el paso más corto o más largo», sino también las medidas de sostenimiento, más o menos ligeras. El RMR es la guía para tomar esa decisión a partir de la medida de diversos parámetros geológicos, indica. «Si es alto, avanzas más».

Este primer túnel deberá bajar, con una pendiente del 15%, hasta el punto de unión entre el tramo 1 -los 2,1 kilómetros entre Lugaritz y Miraconcha- y el tramo 2 -los otros 2,1 kilómetros hasta Easo-. Son 500 metros hasta llegar al túnel principal, que en Miraconcha estará a 40 metros bajo la superficie.

La previsión es que ese punto se alcance en otoño, y a partir de ahí, esta rozadora se dirigirá hacia Benta Berri, concretamente hasta el punto donde se abrirá la cavidad de la nueva estación, que tendrá 90 metros de longitud, y cuyas primeras señales ya se observan a pie de calle.

El mural de Imanol seguirá

Tanto en la plaza de Benta Berri como delante del polideportivo, ya se han acotado las zonas donde irán dos de los «cañones» o puertas de entrada y salida de la estación. En el primer punto «se ha desmontado parte del muro, y van a empezar a modificarse en breve los servicios afectados -agua, gas…- que pasan por el parque», explica Gómez. Pero, según el acuerdo apalabrado con el Ayuntamiento, no se tocará el mural dedicado a Imanol que se sitúa al lado.

En el segundo acceso a la estación, se está llevando a cabo la tramitación pertinente con el Gobierno Vasco debido a que esa parcela «está inventariada» por el antiguo uso de sus suelos, ocupados por la fábrica de jabones Chimbo. «En estos casos hay que hacer un análisis del suelo, presentarlo a Medio Ambiente y proponer un plan de excavación preciso», aclara Gómez.

Unos metros más adelante de la calle Zarautz, en la segunda rampa de ataque, se está terminando de construir «el paraguas» que estabiliza la ladera para que en la segunda quincena de junio comience también la fase subterránea de excavación. La rozadora que trabajará desde ese punto lo hará hasta la «galería» que acogerá la estación, y en el otro sentido hasta enlazar con la vía actual en Lugaritz.

Segundo tramo

El segundo tramo en que se ha dividido el trazado, el que discurre entre Miraconcha y Easo, con dos estaciones nuevas, está empezando a coger ritmo. La carretera que une la calle Autonomía con Morlans, en paralelo a las vías del Topo, está cortada, y las máquinas ya han desbrozado toda la ladera que se encuentra a la altura de la gasolinera del paseo de Errondo, y han empezado con «la excavación y el sostenimiento hasta llegar a la cota suelo, para construir después el paraguas de micropilotes» con el que se sujeta el terreno antes de iniciar la excavación bajo tierra.

Desde allí, «a principios de verano», calcula Gómez, está previsto que otra rozadora comience a abrir el túnel hasta Miraconcha y perfore las cavidades para acoger las dos estaciones. El túnel que se horadará desde Morlans empezará «con muy poca pendiente», porque la nueva parada subterránea de Easo que sustituirá a la actual quedará justo debajo de las vías actuales, entre la calle Autonomía y la ladera contigua. Conforme se adentre en el Centro y avance metros hacia la playa de La Concha la cota irá descendiendo hasta llegar a la tercera estación, con salidas a la calle Zubieta y Loiola, a una profundidad de más de 50 metros. Las obras de la pasante ferroviaria del Topo comienzan a convertirse en Metro.

 

*Publicado en Diario Vasco